Un equipo de expertos de la UNAM colocó este miércoles 21 de abril una placa conmemorativa en el sitio donde estuvo el ahora extinto glaciar Ayoloco, en el volcán Iztaccíhuatl, según informó la Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM en su cuenta de Twitter.
El glaciar Ayoloco, cuyo nombre significa “en el corazón del agua” en náhuatl, se encontraba en el centro de esta montaña en la parte conocida como la “panza” de la mujer dormida.
La placa de acero firmada por la UNAM que fue colocada a 200 metros del refugio Otis McAllister, a 4,626 metros sobre el nivel del mar, en el costado poniente del Iztaccíhuatl, establece que el glaciar se extinguió en 2018, y con su colocación la UNAM busca crear conciencia sobre la importancia de los glaciares, que se están derritiendo rápidamente debido al cambio climático.


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El Ayoloco era uno de los pocos glaciares permanentes en México, aunado al que había en el Popocatépetl, declarado extinto en 2001, así como en el Citlaltépetl, o Pico de Orizaba, explicó la UNAM.
La desaparición de los glaciares impacta directamente en el ambiente, con cambios en el clima local, por ejemplo, dado que al quedar la roca desnuda, en lugar de reflejar el calor del sol, lo absorberá, lo que podría resultar en un aumento de temperatura y un cambio del clima en las cumbres, explicó Hugo Delgado, investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM.
Además, ya no habrá fusión o deshielo que aporte agua al sistema hidrológico, no solamente de manera superficial, sino por filtración del agua al sistema de aguas subterráneas.





Glaciares: hielo con ganancia y pérdida constante
Los glaciares del mundo acumulan más del 75% del agua dulce del planeta. En la actualidad 91% del volumen y 84% del área total de glaciares está en la Antártida, explica la UNAM.
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Los glaciares son producto del clima y están permanentemente intercambiando masa con otras partes del sistema hidrológico.
Para que un cuerpo de hielo sea considerado glaciar, es necesario que tengan un régimen de captación y alimentación de precipitación sólida, así como de pérdida por fusión; y en este equilibro debe existir un excedente de agua sólida que permanezca en la montaña debido a las bajas temperaturas.
La dinámica de un glaciar incluye movimiento desde la altura hacia niveles más bajos y un régimen de pérdida y ganancia. La ganancia es todo lo relacionado con la precipitación sólida (nieve, granizo, ventisca).
La pérdida de masa se da por fusión de hielo en agua, evaporación (sublimación) y el desmembramiento de témpanos de hielo.
La altura a la cual comienza a formarse un glaciar depende de la latitud. Por ejemplo, a nivel de los polos, la altitud es prácticamente el nivel del mar, pero en el Ecuador los cuerpos de hielo se localizan por encima de cinco mil 700 metros.
La glaciación en México se da por la altura de nuestras montañas, las cuales rebasan los 5 mil 200 metros de altitud. La presencia de glaciares se debe fundamentalmente a que haya precipitación sólida y que ésta permanezca como tal a lo largo de un año, explicó Delgado Granados, citado por la UNAM.
Foto de portada: Imagen del glaciar Ayoloco, en la “panza” del Iztaccíhuatl, captada en abril de 2008. Crédito: Wilderness & Environmental Medicine.
Fuentes:
UNAM: 1)https://bit.ly/32B8Jzg 2)https://bit.ly/3gu3fyu 3)https://bit.ly/3enV44f