A diferencia de virus como el de la influenza o el VIH, no se espera que haya tantas mutaciones del virus SARS-CoV-2, causante de la infección Covid-19.
Aún así, no debemos bajar la guardia ante linajes como el B.1.1.7, hallado en Reino Unido, y el B.1.351, hallado en Sudáfrica, que comparten dos mutaciones, la N501Y y la E484K.
Así lo explicó Antonio Lazcano-Araujo, miembro de El Colegio Nacional, durante la charla Darwin y los virus: origen y evolución del SARS-CoV-2, del ciclo Los viernes de la evolución, transmitida el viernes 12 de febrero.
“La lección es: Sabemos qué causa el SARS y a pesar de todo no estamos indefensos”, agregó.
Pocas mutaciones y poca variabilidad
¿Cómo evitar las mutaciones? “No las podemos evitar”, atajó de manera directa. “Un virus es un sistema biológico que se multiplica, se replica con variación, por lo tanto está sujeto a las leyes inflexibles de la selección natural y de la evolución biológica”.
El SARS-CoV-2 es un coronavirus, y los coronavirus son virus de tipo RNA, dijo el también académico de la Facultad de Ciencias.
Los virus de RNA mutan en promedio un millón de veces más rápidamente que las células y los virus de DNA, debido a que tienden a presentar muchos errores en su proceso de replicación.
Pero en el caso de los coronavirus no ocurre así, puntualizó. Los coronavirus mutan en promedio ocho a diez veces más lentamente que otros virus de RNA, ya que cuentan con un mecanismo que corrige muchos de los errores en la replicación.
Se trata de una enzima llamada exonucleasa nsp14 (del inglés nonstructural protein) que en algún punto de su evolución “robaron” de otras células.
De este modo, un genoma de SARS-CoV-2 acumula más o menos un par de mutaciones por mes, y esto lo hace evolucionar muy lentamente. Durante el mismo periodo, el virus de la influenza acumula el doble, y el virus de la inmunodeficiencia humana acumula cuatro veces más mutaciones.
Por la estabilidad genómica del virus causante del Covid-19, “no habrá niveles altos de variabilidad viral en las personas infectadas; las terapias antivirales pueden ser homogéneas; es muy probable que las vacunas disponibles servirán para todas las variantes, aunque habría que preparar vacunas polivalentes (vacuna que inmuniza contra más de una cepa) por si acaso; y la aparición de resistencia no será tan rápida como en otros virus como el VIH”, señaló el biólogo.

Siguiendo la pista de las mutaciones
Dentro de las mutaciones del SARS-CoV-2 que se han identificado, hay dos que llaman la atención del doctor Lazcano-Araujo Reyes.
La mutación N501Y, conocida como Nelly, le permite al virus adherirse con mayor eficiencia a la célula humana, y ha sido encontrada en tres linajes distintos: el B.1.1.7, hallado en Reino Unido; el B.1.351, encontrado en Sudáfrica; y en el P.1, hallado en Brasil.
El investigador llamó la atención sobre el hecho de que cuando un cambio biológico se desarrolla de manera independiente en distintos linajes es porque tiene un valor adaptativo; esto es lo que se observa con la mutación Nelly.
La segunda mutación, la E484K, conocida como Eeek, permite al virus eludir a los anticuerpos al cambiar la estructura de su proteína espiga, y forma parte de los linajes hallados en Reino Unido y en Sudáfrica.
Ambas mutaciones combinadas, Nelly y Eeek, podrían impulsar la efectividad del SARS-CoV-2, por lo que no hay que perder de vista los linajes que las contienen.
Mientras que las variantes típicas han comenzado a disminuir, la variante B.1.1.7 está aumentando. “De ningún modo nos podemos confiar”, advirtió.
Entre más contacto, más patógenos
Lazcano-Araujo Reyes afirmó que es cada vez más evidente que las epidemias zoonóticas (provenientes de animales) nuevas se están volviendo más abundantes, debido a que entre más contacto tengamos con medios ambientes que modificamos, entramos en contacto no solo con más mamíferos y aves pequeñas, sino también con sus parásitos.
“No tenemos ninguna duda del origen animal de los distintos coronavirus que afectan a humanos”. A medida que las sociedades de consumo ejercemos presión urbanística y depredación ecológica sobre el medio ambiente, advirtió, “entramos en contacto con esa fauna, esa flora, esos patógenos”.
Puntualizó que no se necesita apelar en modo alguno a conspiraciones del capital internacional, del imperialismo de otros países, o de los intereses de las compañías “malignas” que dominan el mundo para entender un proceso que biológicamente es perfectamente normal.
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